Damaris es una mujer de 49 años, vive en el municipio de Quibdó, Chocó. En el año 1997 salió como desplazada del municipio Medio Atrato, Chocó con sus abuelos; en el año 2008 su esposo fue asesinado.
Desde el año 1997 ha visto como se agudiza la violencia en el departamento del Chocó, también fue revictimizada en diferentes etapas de su vida. En consecuencia, y como muchas mujeres de Colombia, tuvo que vivir con el miedo y callar por muchos años; pero su resistencia en el año 2002 la llevó a tomar la decisión de buscar ayuda, y encontró una organización de víctimas, que al tiempo le permitió acompañar acciones de apoyo como la del 2 de mayo por la masacre en Bojayá e iniciar un rol que impulsara la paz y la no repetición del conflicto en su territorio. En este ejercicio se vinculó con el accionar feminista y pacifista de la Ruta Pacífica de las Mujeres. Damaris encontró en la Ruta un espacio de confianza y transformación que aporta a la paz.
“Reconozco que llegué con muchas lágrimas en mis ojos porque recordar los momentos difíciles que había vivido y pensar en lo que estaba pasando me sacaba una lágrima, pero el movimiento con su formación política y sus escuelas “Trenzando Saberes y Poderes”, me ayudó a empoderarme y a conocer los derechos que tenemos las mujeres”: expresa Damaris Palacios Becerra, lideresa y cuidadora en Quibdó, Chocó.
Su rol como cuidadora inició cuando tuvo la oportunidad de romper el silencio y contó lo que vivió en el marco del conflicto armado, esto le permitió sanar e iniciar un proceso de escucha con otras mujeres, para acompañarlas y evitar que vivieran su misma experiencia, donde no encontró un espacio seguro.
Como cuidadora, Damaris enfrenta el reto con las lideresas y activistas de identificar los diferentes tipos de violencias que viven las mujeres en el territorio, especialmente las que se agudizan en el marco del conflicto armado por prácticas patriarcales que buscan imponer la sumisión en las mujeres y al tiempo han causado en ellas un sentimiento de culpa. Su rol lo ha trabajado con prácticas de sanación, autocuidado y autoprotección, que ayudan a las mujeres a romper la culpa que impuso el machismo en diferentes escenarios.
“Se trata de saber escuchar a otra mujer y entenderla. No se juzga ningún acto y pensamos que lo que una vive, le puede pasar a otra también”: Damaris Palacios Becerra
Ser parte de los procesos que sanan y construyen paz en la vida de las mujeres chocoanas, impulsa un accionar que busca mitigar y visibilizar las violencias basadas en género, darle a conocer a las mujeres los derechos, y especialmente contribuye en el territorio para alcanzar una paz estable y duradera con garantías de no repetición.
En este caminar sororo que cuida, acompaña y transforma se ha implementado el fortalecimiento del autocuidado desde lo ancestral, las mujeres vinculan los símbolos que han sido significativos en su vida, incluso los de su infancia y traen al presente aquello que les dio alegría y las identificaba.
“Nosotras hacemos un centro donde va el agua y la tierra; recordamos que sembrar una planta era la mejor riqueza porque estábamos con la esperanza y sabíamos que ese palo de guayaba que sembramos o ese palo de marañón nos daba un fruto. Nos alimentaba”
En este tejer transformador y enriquecedor, para Damaris ha sido valioso el aprendizaje de la escuela Trenzando Saberes y Poderes de la Ruta Pacífica de las Mujeres, destaca que el poder continuar con mujeres formadas por el movimiento la llena de fortaleza para seguir empoderando a otras mujeres y guiarlas a que sean multiplicadoras de los saberes. También, recalca la diferencia que marcó la Ruta en el territorio Chocoano porque llegó a otros municipios como: Bagadó, Condoto, Istmina y Puerto Melúk, que también han sido altamente afectados por el conflicto armado, esto refleja los esfuerzos del movimiento. Según su relato; así es que las mujeres empiezan a empoderarse y ser parte de la construcción de unas políticas públicas, para hacer incidencia política de forma transparente.
Con fuerza y esperanza Damaris le transmite un mensaje a las mujeres afrodescendientes e indígenas del Chocó: “Quiero decirle a las mujeres que no nos desmoronemos, que sigamos adelante. No nos dejemos llevar del contexto, porque nosotras somos mujeres partidoras de la vida, somos mujeres educadoras y somos mujeres cuidadoras. Que en unos años estemos ganándonos el premio Nobel por ser las mujeres quiénes transformamos la humanidad; podemos dejar esa capacidad instalada y demostrar que no hacemos daños, que las mujeres venimos a cuidar y ser cuidadas porque somos una perla muy valiosa.
Las mujeres no tenemos la culpa de ser o de haber sido lo que la sociedad dijo que éramos; tenemos un gran potencial que muchos seres vivos no lo tienen”