El cese unilateral al fuego decretado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - FARC-EP se convierte hoy para las mujeres en un hecho significativo por los efectos en la disminución de hechos violentos en los territorios, en el cuerpo y vida de las mujeres. Para continuar por este camino hacia la construcción de la paz es importante que el Gobierno también decrete un cese al fuego y se continúe con los Diálogos de Paz en la Habana.
No podemos seguir sumando más muerte a este conflicto armado, ni más hechos de dolor como los registrados en el Tigre-Putumayo, el corredor Puerto Vega-Teteyé, Orito, en Timbío-Cauca y la militarización forzada en El Mango Argelia, al igual que las graves afectaciones a la población a causa de Minas antipersonal (MAP), munición sin explotar (Muse) y artefactos explosivos improvisados (AEI), prostitución forzada, nuevos desplazamientos y las exploraciones mineras sin control, las cuales ocasionaron graves daños ambientales, en la salud y vida de los pobladores del Cauca y Putumayo, estas acciones ratifican la exigencia de las mujeres de parar la guerra.
Mediante distintas acciones pacifistas de orden simbólico, político-feminista, las Mujeres Pactantes de Paz rechazamos las atrocidades de la guerra y continuamos haciendo un llamado a los actores armados para que haya cese de hostilidades, y se negocie sin que se lleven a cabo más pérdidas humanas y situaciones que lamentar.